Archive for noviembre 2020

CORONAVIRUS IX

noviembre 17, 2020

Justo a la medianoche…
La conciencia colectiva que rezaba al Poder Larval de la Resistencia, establecía un vínculo espiritual que unía las mentes de todos los mantis en una y prevenía catástrofes a lo largo y ancho del bosque de Atuk.
Un corro gigantesco de mantis, cogido de las manos, establecía el primer vínculo: La Unimente.
Una larva rosa fosforescente inmensa comenzaba a emitir melodías suaves y rítmicas. Los ojos de los niños-mantis brillaban a la luz de media Luna cornuda.
Ojazos, sentado en posición de yoga, y con las manos asidas a sus hermanos, se sentía tranquilo, pero pronto un secreto iba a serle revelado:
«Detrás de los reptilianos, no se encontraba el Papa Azul solamente, sino (y esto era lo más peligroso) el mismísimo club de los bichos poderosos»
«…Para los servicios de inteligencia, los gobiernos, la OMS, la ONU, Gates, Soros, el maldito club de los bichos asquerosos, cuantos más seres humanos, más piojos. No les importamos más que nuestros votos. No nos quieren más que con bozal y cubreojos… » – leían todos en la comuna.
«Control y seguridad» ya utiliza la tecnología 5G (pentagestapo), excepto en el caso de los niños-mantis, cuya religión, por revelación místico-psíquica de las «larvas rosas», cuestión de salud, les prohibía usar tecnología móvil más allá de la descubierta hasta entonces, es decir, 4G. (Por ello los mantis eran tan complicados de dominar)
Los niños-mantis eran conscientes de la existencia del Cabal. Del alcance de su poder, de sus miembros y de su Maldad. Todo ello les habría sido revelado mediante Unimente.

Eduardo Ramírez Moyano

CORONAVIRUS VIII

noviembre 6, 2020

Se hacía de noche en el poblado-granja-santuario de los Atuk, y Ojazos miraba las estrellas del firmamento en compañía de otra mantis, Laia, que le había visto nacer en la ceremonia sagrada del Vínculo.
Laia era la tía de Ojazos, que al morir su madre cuando él contaba con 9 años, se hizo cargo de su educación, tanto moral como escolástica, implicándose en una auténtica relación maternal, y no mentiríamos si dijésemos que, desde bien niño, Laia ya había advertido algo especial en el chaval, algo mágico, cuando uno destaca en todo es difícil de ocultar. Pero ella nunca había oído nada de pan-raciales en su vida, lo más que había escuchado de los eruditos mantis era que, a veces, nacían niños supra-intuitivos. Nada más.

– ¿Qué le has pedido a esa estrella fugaz? -le preguntó su madre adoptiva a Ojazos con ternura.

– ¡Que pueda recombinarme bien con una niña-pez! -gritó entusiasmado éste- Dicen que el primer anfibio traerá la Paz a CoronaTierra…

– Eso es muy digno de alabar, pero por ahora piensa en el presente. El Papa Azul ya está preparando una nueva legión de niños-reptilianos peligrosísimos para acabar con las larvas rosas y que retorne la hambruna al mundo.

Hay que evitarlo por todos los medios. Dentro de una hora hay Alta Reunión de Unimente. ¡Hasta luego, mi niño!

– ¡Hasta luego, mami!

Eduardo Ramírez Moyano